El armario blanco de tu infancia
Foto: LOBERON
Los armarios son un tema muy recurrente en la cultura popular; en el tipo de relatos que maman los niños desde la cuna para evocar el sueño, pero también en aquellos que los mantienen en vilo toda la noche. Hay armarios llenos de hombres del saco, con puertas que se abren solas y chirrían para dejar pasar a los más terribles productos de la imaginación infantil. En el universo de las inseguridades también hay cabida para aquellos que conducen a otros mundos: mundos mejores o peores pero en los que se viven aventuras y no miedo. Los armarios blancos, con su pureza, son quizá los destinados a convertirse en héroes de la historia, como guardianes que ahuyentan los terrores nocturnos de los pequeños.
Un armario blanco refleja la luz mucho mejor que uno oscuro, con lo que se pueden distinguir las sombras con más facilidad durante la noche. Y es en las sombras en las que se esconden los monstruos que aterran a los niños. Los armarios blancos nunca son los que albergan horrores en las historias: siempre son los oscuros y antiguos. Y si esto no sirve de excusa para los pequeños, siempre es posible lanzar un "hechizo protector" y explicarles cómo el armario blanco ahora repele a los monstruos.
Foto: LOBERON
La luz que da a una habitación durante el día y esa sensación de limpieza y modernidad hace de los armarios blancos un mueble esencial también en habitaciones o recibidores de adultos. Y si hasta un armario blanco barato puede ayudar a que las criaturillas del hogar descansen tranquilas, merecerá la pena.
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